Una selección de expresiones únicas que rinden homenaje al arte de la destilación y la maduración en barricas excepcionalmente diseñadas por Dr. Bill Lumsden.
Glenmorangie presenta tres de sus whiskies más distintivos, perfectos para los amantes de la complejidad, la innovación y la elegancia. Desde el carácter vibrante del Grand Vintage Malt 1997, hasta la decadencia de Signet Reserve y la sofisticación atemporal del 18 Years Old, cada expresión ofrece una experiencia única que transforma cualquier ocasión en un momento inolvidable.
Grand Vintage Malt 1997: La esencia de un año extraordinario
Envejecido desde 1997 y embotellado en 2021, este whisky de edición limitada captura la maestría de Glenmorangie en el arte de la maduración. Con aromas vibrantes y florales, matices especiados y notas caramelizadas, el Grand Vintage Malt 1997 es un tributo a la excepcionalidad de un año marcado por la perfección. Su crianza en barricas seleccionadas a orillas del Dornoch Firth le confiere una profundidad y suavidad incomparables, convirtiéndolo en una pieza codiciada por coleccionistas y conocedores.
Glenmorangie Signet Reserve: Intensidad y sofisticación en cada sorbo
Para aquellos que buscan una experiencia sensorial única, el Signet Reserve es una joya de la destilería. Tras su evolución en barricas de jerez PX durante 12 meses adicionales, este whisky revela una complejidad inigualable con notas de pastel de chocolate negro, espresso, avellanas y cáscara de naranja en nariz. Además, su textura sedosa envuelve el paladar desde el primer sorbo, revelando matices de trufa de chocolate, toffee, melaza y un intenso café turco. Su perfil lujoso y su exclusividad —al contener menos del 5% del líquido original de Signet— lo convierten en una elección imprescindible para los paladares más exigentes.
Glenmorangie 18 Years Old: El equilibrio perfecto entre suavidad y profundidad
Un clásico imperecedero en el portafolio de Glenmorangie, el 18 Years Old es un whisky elegante y refinado. Envejecido en una combinación de barricas de roble americano y jerez, ofrece una sinfonía de aromas florales, miel y frutas secas. En boca, la dulzura de la miel se entrelaza con cítricos vibrantes y un final largo con toques de almendra y especias. Su equilibrio y sofisticación lo convierten en el regalo perfecto para quienes aprecian la excelencia en cada detalle.
